Seis actitudes infantiles de los hombres que no nos gustan
Por Paula Halperín | Yahoo! Editorial – lun, 9 ene 2012 2:31 p.m. EST
Quizás haya más. Quizás sean menos. Depende de cada perfil masculino. Algunos son más maduros y otros, absolutamente infantiles. Pero a lo largo de los años he observado que existen muchas coincidencias en actitudes de los hombres que a veces a las mujeres nos ponen los pelos de punta. ¿Por qué no crecen?
1- ¿Cómo cuidan a los niños? este es un gran punto de conflicto en mayoría de las parejas. Porque las mujeres sobreprotegemos a nuestros hijos y sentimos que los hombres los dejan jugar mano a mano con el peligro. ¿Cuál será la verdad? Es cierto, para una mamá nadie los va a cuidar tan bien como ella (salvo nuestra propia madre) pero los papás podrían ahorrarnos ciertos nervios. Cuando se duermen la siesta mientras el pequeño deambulador corretea por la casa, cuando les enseñan a encender una fogata y sólo tienen 5 años, cuando los meten al mar sin el protector solar: “total es un ratito”… en fin. Lo que debemos reconocer es que si fuera por nosotras nuestros niños no se independizarían jamás.
2- Lograr que los vistan bien: por H o por B, nunca dejamos a su cargo el trabajo de cambiar a los pequeños. Si hasta creo que lo harían mejor ellos solitos. ¿Tanto les cuesta entender cuál prenda queda mejor con tal otra? O ¿Qué color destaca tal o cual tono? Si, entiendo que muchos de ellos son daltónicos, pero aún esa no es una excusa para ponerles soquetes rosas con zapatillas coloradas. O elegir una prenda del canasto de la ropa sucia. Definitivamente, si queremos evitar papelones cuando no estamos, lo mejor es dejarles la muda preparada.
3- ¡Que no pierda su equipo deportivo favorito! No se lo deseo a ninguna mujer. Los malos resultados de uno o varios jugadores pueden ser peor noticia que un despido laboral. Cambian su humor en dos segundos y durante varios días. Lo ideal en estos casos es huir; acudir en busca de una amiga o una madre que sepa comprendernos y acogernos en su hogar. Porque si nos quedamos junto a ellos seguro no la hemos de pasar demasiado bien. Ya encontrarán cualquier motivo para comenzar una discusión que seguramente será por nuestra culpa.
4- Su compañera inseparable: no es una amante, ni una hija, ni siquiera su madre. Con el avance de las tecnologías nuestra principal competencia la constituye la computadora (o sus parientes, la Wii o la Play Station). Ellos son capaces de acostarse a cualquier hora con tal de quedarse a pasar un buen rato con la cabeza 100 % ocupada en ella. Al principio, yo me enojaba porque no podía comprender que prefiriera quedarse junto a una pantalla a estar haciéndole unos mimos a su mujer. Pero más tarde me percaté de que era más productivo ocupar ese tiempo de enojo con un buen descanso. Después de todo, siempre terminan buscando el calor humano.
5- La madre y sus amigos son sagrados: tienen el mismo lugar de privilegio que cuando eran solteros. En las discusiones la mujer siempre está por detrás de la lista de importancia. No, no son celos y está claro que nos quieren. Pero lo único que piden es que nos ahorremos las críticas. Ni siquiera toquemos el tema de la comida, porque será en vano; jamás aceptarán que ellas no cocinan tan rico y sano como nosotras.
6- No les gusta el menú del día: caprichos, caprichos y más caprichos… y la culpa obviamente es de sus progenitoras, que los han malcriado. Que no les gusta la verdura, que no repitamos el plato de ayer, que no compremos los alimentos light… Pero basta de quejas y a poner manos a la obra: ellos no cambiarán pero debemos asegurarnos de no repetir la historia con nuestros hijos.
Aún me queda tocar otros temas: que dejan todo desparramado, cuando no encuentran las cosas y parece que vivieran en otro lado, que a cada rato pierden todo: desde las llaves del carro hasta el paraguas que les regalamos ayer; y cuando nos hacen el “favor” de cocinar y ensucian hasta la última olla que ni recordábamos que existía. Es cierto, muchas veces deseamos que crezcan de una buena vez porque ya tenemos otros hijos que criar, pero no podemos dejar de reconocer que se hacen querer. Y por algo somos de diferentes géneros, ya que nos complementamos muy bien.
Por Paula Halperín | Yahoo! Editorial – lun, 9 ene 2012 2:31 p.m. EST
Quizás haya más. Quizás sean menos. Depende de cada perfil masculino. Algunos son más maduros y otros, absolutamente infantiles. Pero a lo largo de los años he observado que existen muchas coincidencias en actitudes de los hombres que a veces a las mujeres nos ponen los pelos de punta. ¿Por qué no crecen?
1- ¿Cómo cuidan a los niños? este es un gran punto de conflicto en mayoría de las parejas. Porque las mujeres sobreprotegemos a nuestros hijos y sentimos que los hombres los dejan jugar mano a mano con el peligro. ¿Cuál será la verdad? Es cierto, para una mamá nadie los va a cuidar tan bien como ella (salvo nuestra propia madre) pero los papás podrían ahorrarnos ciertos nervios. Cuando se duermen la siesta mientras el pequeño deambulador corretea por la casa, cuando les enseñan a encender una fogata y sólo tienen 5 años, cuando los meten al mar sin el protector solar: “total es un ratito”… en fin. Lo que debemos reconocer es que si fuera por nosotras nuestros niños no se independizarían jamás.
2- Lograr que los vistan bien: por H o por B, nunca dejamos a su cargo el trabajo de cambiar a los pequeños. Si hasta creo que lo harían mejor ellos solitos. ¿Tanto les cuesta entender cuál prenda queda mejor con tal otra? O ¿Qué color destaca tal o cual tono? Si, entiendo que muchos de ellos son daltónicos, pero aún esa no es una excusa para ponerles soquetes rosas con zapatillas coloradas. O elegir una prenda del canasto de la ropa sucia. Definitivamente, si queremos evitar papelones cuando no estamos, lo mejor es dejarles la muda preparada.
3- ¡Que no pierda su equipo deportivo favorito! No se lo deseo a ninguna mujer. Los malos resultados de uno o varios jugadores pueden ser peor noticia que un despido laboral. Cambian su humor en dos segundos y durante varios días. Lo ideal en estos casos es huir; acudir en busca de una amiga o una madre que sepa comprendernos y acogernos en su hogar. Porque si nos quedamos junto a ellos seguro no la hemos de pasar demasiado bien. Ya encontrarán cualquier motivo para comenzar una discusión que seguramente será por nuestra culpa.
4- Su compañera inseparable: no es una amante, ni una hija, ni siquiera su madre. Con el avance de las tecnologías nuestra principal competencia la constituye la computadora (o sus parientes, la Wii o la Play Station). Ellos son capaces de acostarse a cualquier hora con tal de quedarse a pasar un buen rato con la cabeza 100 % ocupada en ella. Al principio, yo me enojaba porque no podía comprender que prefiriera quedarse junto a una pantalla a estar haciéndole unos mimos a su mujer. Pero más tarde me percaté de que era más productivo ocupar ese tiempo de enojo con un buen descanso. Después de todo, siempre terminan buscando el calor humano.
5- La madre y sus amigos son sagrados: tienen el mismo lugar de privilegio que cuando eran solteros. En las discusiones la mujer siempre está por detrás de la lista de importancia. No, no son celos y está claro que nos quieren. Pero lo único que piden es que nos ahorremos las críticas. Ni siquiera toquemos el tema de la comida, porque será en vano; jamás aceptarán que ellas no cocinan tan rico y sano como nosotras.
6- No les gusta el menú del día: caprichos, caprichos y más caprichos… y la culpa obviamente es de sus progenitoras, que los han malcriado. Que no les gusta la verdura, que no repitamos el plato de ayer, que no compremos los alimentos light… Pero basta de quejas y a poner manos a la obra: ellos no cambiarán pero debemos asegurarnos de no repetir la historia con nuestros hijos.
Aún me queda tocar otros temas: que dejan todo desparramado, cuando no encuentran las cosas y parece que vivieran en otro lado, que a cada rato pierden todo: desde las llaves del carro hasta el paraguas que les regalamos ayer; y cuando nos hacen el “favor” de cocinar y ensucian hasta la última olla que ni recordábamos que existía. Es cierto, muchas veces deseamos que crezcan de una buena vez porque ya tenemos otros hijos que criar, pero no podemos dejar de reconocer que se hacen querer. Y por algo somos de diferentes géneros, ya que nos complementamos muy bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario