Si alguien vio una cápsula blanca y redonda elevarse en el cielo puntano, si algún cordobés vio descender como un sombrerito naranja cerca de la localidad de Coronel Moldes, provincia de Córdoba, puede quitarse la preocupación de encima. El "ovni" ya fue identificado. Así fue el lanzamiento:
El jueves 12 de abril a las 8.35 A.M, Pablo de León y sus compañeros de la Asociación Argentina de Tecnología Espacial (AATE), lanzaron desde La Punta, San Luis, la sonda estratosférica Clementina II. Un centenar de chicos debían soltar 100 pequeños globos cuando la cápsula alcanzara altura suficiente, así podía filmar el "enjambre", pero los chicos se precipitaron y Clementina ascendió escoltado por ellos.
Hace un año, el mismo equipo ya había sido lanzado desde La Punta, pues el Clementina es reutilizable, sobre todo si, al estallar el globo de helio, el paracaídas se abre. En la segunda oportunidad, esto sucedió cuando la cápsula alcanzó 25 mil metros, para luego aterrizar cerca de la estación Fragueyro, entre Coronel Moldes y Vicuña Mackenna. La sonda, en cuyo viaje superó una velocidad de 170 km/h, fue recuperada en un campo de alfalfa. "Para nuestra satisfacción está en perfecto estado y ya la transportan nuevamente a la provincia", explicó Alejandro Munizaga, secretario de Ciencia y Técnica de la Universidad de La Punta.
LupinEl cerebro del proyecto es el ingeniero Pablo de León. Si bien hoy reside en los EE.UU., donde desarrolla hábitats inflables y trajes espaciales para que los astronautas de la NASA puedan moverse en la Luna y Marte, continuamente busca motivos para volver a la Argentina, donde se formó, primero, como aficionado de la cohetería modelo, que aprendió leyendo la revista Lupin, como ayudante del entrañable pionero e inventor Ariel Ciro Rietti(1923-2001) o soñando en convertirse en el primer astronauta argentino. Sueño que casi cumplió, ya que en 1997 fue el primer criollo (y segundo latinoamericano) que voló en gravedad cero en el avión especial de la NASA KC-135, donde preparó el instrumental del Proyecto PADE (Paquete Argentino de Experimentos), que en 2001 la NASA viajó en el Space Shuttle Endeavour.
Clementina tampoco es el primer proyecto en que De León intenta atraer la curiosidad científica general, especialmente la de los jóvenes. La segunda cápsula, a diferencia de su antecesora, que el año pasado trepó 20 mil metros, obtuvo vistas de la Tierra desde 25 mil metros de altura. Esta vez, el lanzamiento coincidió con los cinco años de la inauguración del Planetario y el Observatorio del Parque Astronómico de la Universidad de La Punta, emplazado en un solar que "mira" la historia de la Astronomía a través de instrumentos de diferentes épocas y culturas y un referente relevante, ya que San Luis parece ser la única provincia interesada en el desarrollo aeroespacial.
Pablo De Leon y el traje espacial NDX1En algunas horas, la AATE y la ULP publicarán las imágenes de la Tierra capturadas por el globo durante el vuelo por medio de tres cámaras en alta resolución full HD. Otros datos fueron transmitidos en directo vía internet, como los que permitieron seguir la cápsula a través de un sistema de GPS y un sistema satelital comunicado con un satélite espacial que informó su posición a cada rato (salvo un lapso en el que una falla interrumpió el contacto). Para preservar el equipo electrónico, la cápsula llevó un sistema de autorregulación de la temperatura, ya que al ascender a la "zona oscura" del cielo las temperaturas bajan hasta los 50/60ºC bajo cero. Llegado un punto, se desplegó el paracaídas que permitió un suave descenso.
Firme defensor de promover la investigación espacial, la última aventura pública de Pablo de León fue una excursión científica a la Base Marambio, Antartida Argentina. Allí, en marzo 2011, probó su traje espacial NDX-1 junto a personal de la NASA, de la Universidad de North Dakota y la Fuerza Aérea Argentina, junto con médicos del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial.
Pablo De León en la Antártida, 2011. Diseñó el traje que lleva puesto para los astronautas que viajen a Marte.
Traje en MarambioHoy De León figura en los "Who is Who" más importantes de los EE.UU., ha desarrollado simuladores de lanzamiento vertical para la maestría de estudios espaciales en la Universidad de North Dakota y es autor de la obra en dos tomos "Historia de la actividad espacial en la Argentina" (2008), cuyo primer volumen auspició el Consejo Profesional de Ingeniería Aeronáutica y Espacial de la República Argentina. Una investigación que documenta y devela por qué era legítimo prever que su país —recuerda Pablo— "se iba a convertir en el primero de Latinoamérica con un programa espacial propio".
En 2001 De León emigró a los EE.UU. para concretar sus sueños. Pero nunca abandonó la ilusión de reimpulsar la investigación espacial aquí, en su país, donde -lo demuestra en su libro- entre los años sesenta y setenta existió una cultura espacial militar, amateur y científica envidiable. Y que, desde los noventa y más allá, sólo existió gracias al voluntarismo de entusiastas y soñadores como De León.
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4
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