Ateísmo y agnosticismo
Se distingue entre agnosticismo y ateísmo, ya que el segundo implica la negación de la existencia de dioses, mientra que el primero no.
En la práctica social en muchos países avanzados es de orden agnóstico, por confinamiento del teísmo en las conciencias y exclusión en la exterioridad, proclamando la cuestión religiosa como algo privado de cada ciudadano y no algo público.[cita requerida ]
El agnosticismo no niega explícitamente la existencia de los dioses, sino que niega únicamente el conocimiento de su existencia, y por esta razón, muchos ateístas no lo clasifican como ateo. Los agnósticos, al igual que muchos ateístas, a menudo argumentan que la carga de la prueba recae sobre quien afirma algo, y no sobre quien deja de creerlo. Por consiguiente, la negación de la existencia de dioses no requiere de una prueba tanto como lo requiere la afirmación de su existencia.
- Agnosticismo fuerte
- Es aquél que afirma que no sólo es desconocida la existencia de dioses, sino que es imposible de conocer, debido a lo sobrenatural e inalcanzable de la idea de éstos.
- Agnosticismo débil
- Es una postura personal que afirma el propio desconocimiento sobre la existencia de dioses pero no niega que ese conocimiento sea alcanzable. Esta posición se divide a su vez según se considere que el conocimiento sobre la existencia de dioses sea interesante.
- Agnosticismo interesado
- Es aquél que considera que el conocimiento sobre la existencia de dios es interesante y relevante.
- Agnosticismo débil apático
- Que considera que el conocimiento de la existencia de seres sobrenaturales no es interesante ni relevante. Esta forma de agnosticismo puede derivarse de razones filosóficas o de la mera indiferencia del individuo por lo sobrenatural.
- Agnosticismo práctico
- Es el más extendido de todos los formatos de agnosticismo y se caracteriza por un consenso implícito de inconveniencia o tabú para la cuestión la existencia de cualquier deidad o sus derivaciones. Su forma habitual es el confinamiento de esa cuestión al ámbito interior de la intimidad personal y la exclusión tácita de toda manifestación exterior, no sólo en las conductas, sino también en el mismo lenguaje, en el habla social.
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Los primeros filósofos en negar la existencia de los dioses tradicionales fueron algunos sofistas griegos, siendo el primero Protágoras7 (480-410 a. e. c.), quien fue exiliado de Atenas por ateísta, aunque en realidad su posición era escéptica o agnóstica respecto al tema religioso; también Diágoras de Melos y Critias. Otros filósofos griegos tuvieron un enfoque más práctico del ateísmo. Demócrito (460-370 a. e. c.), que fue el primero en pensar que la realidad estaba compuesta por átomos y vacío, pensaba que la inexistencia de los dioses se seguía de la existencia de mejores explicaciones para el mundo real, postulando su visión de un universo compuesto por átomos; en realidad, admitía la existencia de dioses "atómicos", lo cual se prueba porque tenemos imágenes de ellos (y sólo tenemos imágenes de lo que hemos experimentado a nivel sensible). Hubo otros materialistas como Epicuro (341-270 a. e. c.) y su seguidor romano Lucrecio(98-55 a. e. c.), que aunque no negaban explícitamente la existencia de las divinidades, sostenían que no tendrían ninguna interacción con las actividades humanas.
Como sustantivo abstracto, existía también atheotēs (‘ateísmo’). El escritor y político romano Cicerón(106-43 a. e. c.) transcribió atheós al latín atheus, palabra que tomó un significado ambivalente en el Imperio romano, en las discusiones entre cristianos y «paganos» (desde el siglo II de nuestra era); cada grupo atribuía el término athéoi al otro.
Edad Media
Durante la Edad Media en Europa el ateísmo filosófico o teórico (otra cosa es el indiferentismo práctico) fue un fenómeno socialmente minoritario limitado a personas singulares o a algunos grupos filosóficos.8 Lametafísica, la religión y la teología habían sido añadidas al quadrivium como materias de enseñanza predominantes, y la enseñanza quedaba al cargo de la iglesia católica bajo la autoridad de los obispos.9 El cristianismo deja de ser perseguido a partir del siglo IV,10 con el Edicto de Milán, y en los tres últimos siglos de la Edad Media se produce una clericalización de la sociedad, en la que la iglesia organiza y fortalece todo el aparato administrativo, fiscal, judicial e intelectual. La Inquisición oficiaba para castigar y erradicar lasherejías y la blasfemia (y la brujería), términos que incluían toda desviación del dogma que pudiera conllevar críticas o escepticismo frente a los preceptos religiosos dominantes, así como la creencia en otras doctrinas como el catarismo o religiones como el judaismo y el islam.11 Casi no se empleaba aún el término atheo o atheísta, quedando éstos difuminados entre las numerosas herejías que se extendieron por Europa occidental en ese periodo.
6.3 Del Renacimiento al siglo XIX
El materialismo y la resistencia a la iglesia católica fue la marca del humanismo renacentista (1400-1500), que promovía la libertad de pensamiento y el desarrollo del escepticismo. La visión ateísta reaparece recién en algunos filósofos renacentistas, como Pietro Pomponazzi. Leonardo da Vinci se enfrentaba a las autoridades religiosas al sostener que la explicación sólo puede proceder de la experimentación. Otros pensadores como Nicolás Maquiavelo yFrançois Rabelais formularon críticas hacia la religión y la Iglesia,12 y el pensamiento de Raimundo de Sabunde, traducido al francés y alabado por el filósofo Michel de Montaigne, marcó un paso decisivo en la vía del escepticismo.
Las palabras ateo y ateísmo empezaron a emplearse en francés a partir del siglo XVI, pero se hablaba entonces sobre todo deincreencia.13
Durante la era de la Ilustración, en el siglo XVIII, el ateísmo tuvo una promoción importante (1688-1789), con el barón Paul d’Holbach yJulien Offray de La Mettrie. La situación empezó a liberalizarse hacia1700. Entre otros, el filósofo y enciclopedista Denis Diderot afirmó que el mundo se podía explicar sin ninguna hipótesis divina. Los desarrollos de la física y la matemáticacondujeron también a abrir un debate acerca del determinismo, postura que en su momento fue considerada proateísta, como la del matemático Laplace (1749-1827).
El ateísmo aumentó sustancialmente en el siglo XIX, paralelamente al conocimiento del mundo natural y a la filosofía positivista. En este sentido cobró importancia la teoría de la evolución por selección natural deCharles Darwin, quien era un agnóstico, en cuanto a que ofreció una explicación del orden en la Naturaleza basada en un mecanismo natural e iba dejando menos parcela a la creencia. En esta época se desarrollaron los regímenes liberales, surgidos de los ideales de la Revolución francesa, que empezaron a garantizar la libertad de conciencia, dejando progresivamente de ser las posiciones ateístas, o simplemente heterodoxas, objeto de persecución.
El ateísmo fue desarrollado por filósofos de la izquierda hegeliana como Ludwig Feuerbach y se convirtió en un aspecto básico del materialismo dialéctico de los filósofos alemanes Karl Marx y Friedrich Engels (quienes fundaron su opinión materialista en las de Demócrito y Epicuro), así como en el positivismo de Auguste Comte y el materialismo científico-natural de Félix Le Dantec. La defensa más radical del ateísmo fue desarrollada por los fundadores del anarquismo, más en concreto por Mijaíl Bakunin, que llamaba a la "destrucción" de la idea de "dios" en su obra Dios y el Estado:
Amantes y envidiosos de la libertad humana, y considerándola como la condición absoluta de todo lo que adoramos y respetamos en la humanidad, doy vuelta la frase de Voltaire y digo: si dios existiese realmente, habría que hacerlo desaparecer.
Max Stirner (seudónimo de Johann Kaspar Schmidt, contemporáneo de Marx) publica en 1844 El único y su propiedad, obra que será idolatrada y odiada, en la cual, con un ateísmo sin medias tintas critica a Feuerbach,Bauer y a los comunistas, hace tabla rasa de toda la filosofía precedente y de los fantasmas de la irracionalidad, propugnando un extremo individualismo y adoptando incluso el propio término egoísmo.Friedrich Nietzsche, importante filósofo nihilista, y gran crítico del cristianismo, estaba atraído a la obra de Stirner, tanto que temía ser acusado de plagio; en sus obras La gaya ciencia y Así habló Zaratustra hace explícita la frase 'Dios ha muerto'14 y en la obra El Anticristo expone la perversión que ha sufrido el cristianismo. También fue notable el pensamiento de Arthur Schopenhauer (1788-1860), que algunos definen como «el ateísmo de la desesperación».
Debe señalarse la importancia que el libro El origen de las especies de Charles Darwin (1809-1882) y la aceptación generalizada de la teoría de la evolución van a suponer para el cuestionamiento de la creación divina del hombre y de las distintas especies animales, una de las razones que justificaba satisfactoriamente la existencia de un dios, y el consecuente reforzamiento de posiciones tanto ateas o ateístas comoagnósticas.
6.4 Siglo XX y XXI
Con el surgimiento de los estados socialistas, nacidos de la Revolución de octubre, el ateísmo pasó de ser una postura minoritaria a ser una política de Estado (ateísmo de estado). Principalmente en la Unión Soviética, y en los países firmantes del Pacto de Varsovia, el afán del estado por imponer el ateísmo materialista derivado del marxismo fue causa de persecución para las diversas religiones practicadas en esos países.
Contrapuestos a estos estados, la mayoría del resto de los países del mundo institucionalizaron la separación de la Iglesia y el Estado, declarando el estado laico, siendo los países árabes la principal excepción.
El siglo XX también vio enormes avances en la ciencia, y el ateísmo o el escepticismo se convirtieron en las posiciones más comunes entre los científicos y gente cultivada.[cita requerida]
Notables pensadores ateístas del siglo XX son el novelista Albert Camus, la filósofa y novelista Ayn Rand, el filósofo Jean-Paul Sartre y el matemático y filósofo Bertrand Russell.
Con la caída del bloque socialista en los años 90 del siglo XX, las religiones en los antiguos países socialistas retomaron parte de su antigua importancia, si bien el ateísmo continúa siendo muy extendido en estos países.[cita requerida]
Entre los siglos XX y XXI personas como Richard Dawkins (etólogo), Peter Atkins (químico), Sam Harris(escritor), Christopher Hitchens (escritor), Piergiorgio Odifreddi (matemático), Michel Onfray (filósofo), Pat Condell (escritor), Gustavo Bueno (filósofo) y Fernando Savater (filósofo)15 entre muchos otros, mantienen posiciones ateas más o menos activas, en defensa de la ciencia y el humanismo vitalista, frente a la intervención e influencia de las distintas iglesias y en defensa de los derechos de los ateos que consideran menoscabados.
Véase también: Nuevo Ateísmo
7 Filosofía
Adhiriendo filosóficamente al idealismo o bien al materialismo, los ateos suelen tener en consecuencia una ética inmanente (en oposición por ejemplo a la ética trascendente cristiana basada filosóficamente en el sistema realista), es decir que no están lastrados con reglas morales absolutas asumiendo por el contrario posturas relativistas en la moral.
La diferencia fundamental entre la moralidad teísta y la ateísta, es que la primera emana de la autoridad divina, mientras que la segunda del humanismo, como producto de reflexiones personales y del respeto de las normas sociales.16
8 Una moralidad tradicionalmente discutida
El teísmo condena por lo general al ateísmo como inmoral, por no aceptar el fundamento de la moral teísta: los mandatos morales de la divinidad. A esta condena los ateos argumentan que a menudo la moral humanista supera en racionalidad y lógica a la religiosa.
Algunos teístas consideran al ateísta incapaz de integrarse correctamente a la sociedad, por no someterse a los mismos principios morales que comparte la mayoría teísta, o incluso por el hecho de no creer; los ateos afirman que esta postura es fruto de una actitud intolerante y que la moralidad teísta no fue correctamente razonada. Los ateístas rechazan las acusaciones teístas, y consideran que su propia moralidad es de carácter generalmente racional, crítico y humanista, y que es más válida que la moralidad teísta por no estar basada en la simple obediencia y en tradiciones consideradas a menudo absurdas y en algunos casos hasta escandalizantes para la persona cultivada.18
Analizando una serie de estudios previos, en 2009 el sociólogo estadounidense Phil Zuckerman no sólo comenta que numerosos autores señalan que los ateos tienen un sentido de la moralidad y de la justicia social tan definido como los creyentes, sino que afirma que los ateos y los partidarios de la laicidad tienen un sentido más profundo y más ético de la justicia social.19 20 En Estados Unidos, los estados con mayor porcentaje de ateos tienen una tasa de criminalidad más baja, mientras que se cometen más crímenes y delitos en los estados donde la fe religiosa es más extendida.19 Según los estudios citados, los ateos se muestran más tolerantes hacia las mujeres y los homosexuales, son menos racistas y tienen menos casos de maltrato a los niños y una menor población reclusa.20 Por otra parte, el ateísmo y el laicismo coinciden con niveles de estudios más altos.
9 Estadísticas
En términos mundiales, si existen ateos y agnósticos en todos los países del mundo, su número es más reducido en países pobres y menos desarrollados que en los países ricos e industrializados.22 23
En 1914, James H. Leuba publicó que el 58% de 1.000 científicos estadounidenses expresaron «escepticismo o duda en la existencia del dios judeo-cristiano». El estudio se repitió en 1996, y produjo un porcentaje similar de 61 %. En cambio entre los científicos de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos ese número es de 93 % (según la revista Nature, n.º 386, pág. 435-436).
Según el Britannica Book of Year, en 1994 en el mundo había 1.154 millones de ateístas y agnósticos. LaWorld Christian Encyclopedia anunció que en el año 2000 había 262 millones de ateístas y 1.071 millones de agnósticos.
Según la obra de J. Baubérot (dir.) Religion et laïcité dans l'Europe (‘religión y laicismo en Europa’) un cuarto de la población europea sería «no religiosa». El 5% de los europeos serían ateístas convencidos.
La edición del Eurobarómetro de febrero de 2005 revela que para el conjunto de la Unión Europea (incluidos países en trámite de incorporación) un 18% de la población elige la opción «no creo que exista ningún espíritu, Dios o fuerza vital», frente al 52% que cree que existe un dios, y 27% que cree que existe «alguna clase de espíritu o fuerza vital» (ver mapa). En un extremo se sitúan los franceses, con un 33% de ateístas, los checos, con un 30% o belgas y holandeses con un 27%. En el opuesto están Polonia, Irlanda o Rumania. Se muestran además diferencias por sexos, clases de edad, orientación política y nivel cultural, siendo las mujeres, los mayores, los que se consideran de derecha y los formalmente menos instruidos los que en mayor porcentaje declaran creer en Dios.
9.1 En España
Los resultados del Publiscopio anual sobre creencias realizado en 2010 indican que 26,2% de los jóvenes españoles (entre 18 y 29 años) se declaran no creyentes o ateos, representando estos últimos 13% del total. Para el conjunto de la población española, 9,9% se declaran ateos y 10,4% no creyentes, a saber un total de 20,3%, y 25% no creen que exista Dios.24
9.2 En México
Según el Censo de Población y Vivienda del 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el porcentaje de ateos y no creyentes esta entre el 4.7 y el 7%, siendo la mayoría de estos personas de entre 15 y 30 años, de los que un 57.4% son hombres y 42.6% son mujeres.25
9.3 En Argentina
El 2008 se publicó en Argentina la Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas(FONCYT-CONICET) publicada por el Ministerio de Culto. En ella se destaca que 4.9 % de la población responde «No» a la pregunta «¿Cree en Dios?» y otro 4.0 % responde «Dudo» o «A veces». La suma de estos grupos, que representan 8.9% del total de la población, aumenta a 14.9% en la franja de personas con edades entre 18 y 29 años disminuyendo en la medida en que aumenta la edad. Además, es 16.9% y 15.5% entre la población con educación terciaria y universitaria respectivamente, disminuyendo en la medida en que desciende el nivel de estudios.26
A la hora de declarar la religión que profesa, el 11.3% declara ser agnóstico, ateo o no tener ninguna religión. Este grupo designado en el informe como «indiferentes», tiene su máximo (18.0%) en Capital y GBA, seguido de la zona Sur (11.7%) y Centro (9.4%) y el mínimo (1.8%) en el NOA. Según la edad, el máximo es 17.2% en la franja etárea de 18 a 29 años y disminuyendo en la medida que aumenta la edad. Según el nivel de instrucción el máximo es 17.4% entre los universitarios disminuyendo en la medida que disminuye el nivel de instrucción.27 Con este porcentaje de 11.3% Argentina se convierte en el segundo país por cantidad de no creyentes en Latinoamérica, despues de Uruguay.
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