Hace pocas semanas se conoció que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estará a cargo de digitalizar los viejos y abandonados documentos del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba. A través de su empresa especializada extendida por todo el planeta, Family Search, firmó un acuerdo con el Gobierno local para fotografiar e indexar archivos del período colonial y posterior a la Independencia, que hasta hoy sólo pueden consultar muy pocas personas en el antiguo formato papel. Family Search digitalizará los documentos para sus registros privados, entregará una copia a la Provincia y buena parte de la información estará disponible en la Web en un futuro mediato.
Esa tarea tiene por detrás una historia apasionante vinculada a una creencia central en la doctrina de los mormones. La resurrección, el bautismo de las personas muertas y el Juicio Final, en el que sólo los “santos” encontrarán la salvación, se vinculan con esta digitalización que la iglesia realiza simultáneamente en más de 100 países del mundo. Es una misión ciclópea, una obra infinita, un trabajo propio de un cuento de Jorge Luis Borges que enlaza una particular creencia religiosa con un viaje genético hacia los orígenes de la humanidad.
Este diario entrevistó durante su reciente paso por Córdoba al brasileño Mario Silva, en lo que fue su último viaje como gerente de Family Search para Sudamérica, antes de concentrarse como nuevo gerente de la empresa para Brasil.
–¿Qué es Family Search?
–Es una entidad sin fines lucro esponsorizada por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Family Search se dedica a la preservación y el acceso a registros de interés genealógico. Existe desde 1894. Empezó como una pequeña organización en Utah, la Sociedad Genealógica de Utah y hoy cambió su nombre y su objetivo es proveer el acceso a esos registros para que las personas hagan su investigación personal sobre sus lazos familiares.
–Es extraña una empresa que no busca la obtención de ganancia.
–Todas nuestras actividades son pagadas con fondos de la Iglesia. No requerimos a cambio ninguna retribución financiera. Solamente, a cambios de la preservación de los registros, pedimos que nos dejen publicar los archivos en nuestro sitio web.
–¿Family Search tiene empleados pagos o son colaboradores voluntarios?
–En verdad, la gran mayoría son miembros de la Iglesia. Hay también algunas empresas tercerizadas que nos prestan servicios, como los operadores de cámaras fotográficas, pero son muy pocos. En general son empleados o voluntarios de la Iglesia. Los empleados tienen un empleo formal y registrado, y los voluntarios son como misioneros que prestan servicio por un tiempo determinado, suelen ser hermanos jubilados que tienen una renta propia, no necesitan trabajar más, y donan horas para esta empresa durante un año o un año y medio.
–¿Cuántas cámaras fotográficas tienen trabajando en el mundo?
–Tenemos en funciones unas 200 cámaras digitalizadoras en 102 países. A medida que los proyectos en un país terminan, nos trasladamos a otro. Ahora en Argentina, en Córdoba, desde hace dos semanas tenemos una cámara que teníamos en Paraguay. Son especiales, de muy alta performance, fabricadas por la firma Illunis, de Minnesota, que tienen una vida útil muy extensa. Imagine que con cada cámara tomamos unas 2.500 imágenes por día. Son cámaras de 16 y 50 megapixels, según el tamaño de los documentos, con lentes de 35 ó 50 milímetros. Poseen un software especial desarrollado por nosotros que al mismo tiempo que envía las imágenes a la computadora, envía también la metadata, con detalles que ayudarán a identificar e indexar las imágenes en el futuro.
–Con la rápida evolución de los soportes informáticos, ¿cómo se aseguran que esa información podrá ser consultada en 50 o en 100 años?
–Empezamos con microfilmación, pero cerca de 2004, después de un intenso debate sobre las ventajas y desventajas de ambos formatos, comprendimos que la tendencia digital era irreversible. Hoy registramos todo en soporte digital y estamos convirtiendo a digital todas las microfilmaciones que teníamos para publicar todo en Internet.
–¿Cuánta información recolectada tienen?
–Unas 3.500 millones de imágenes, en más de 170 idiomas, tomadas en 120 países, que incluyen el registro de 12 mil millones de nombres.
–¿Cómo protegen esa información?
–Está guardada en una bóveda subterránea de seis mil metros cuadrados debajo de una montaña ubicada en los alrededores de Salt Lake City, en Utah. Son instalaciones que fueron construidas especialmente para esta finalidad y que existen desde hace más o menos 50 años. Allí las imágenes están protegidas en cámaras de almacenamiento separadas por puertas de acero y vinculadas por túneles, debajo de más de 200 metros de roca sólida. Si hay una catástrofe o una hecatombe atómica, no va a afectar los registros.
–El planeta tiene más de siete mil millones de habitantes vinculados a miles de millones de antepasados. ¿Cómo recopilarán toda la información genealógica?
–En la actualidad nuestra capacidad de captura de imágenes es menor que la velocidad con la que se crean nuevos registros en todo el mundo. Siempre vamos atrasados pero ya estamos desarrollando nuevas tecnologías para disminuir el tiempo de toma de imágenes e hicimos progresos muy grandes en los últimos años. Nuestra producción de registros crece más cada año y vamos a desarrollar nuevas tecnologías y software para manejar registros. Queremos ir más rápido.
–Llama la atención la fuerte inversión económica que la iglesia mormona realiza en Argentina y en Latinoamérica, donde no tiene tantos fieles si se la compara con otras religiones.
–Hay dos razones para eso. Una es que Latinoamérica es la región donde más estamos creciendo en el mundo, tenemos muchos nuevos bautizados y necesitamos muchos más registros para seguir adelante nuestro trabajo de historia familiar. La otra razón tiene que ver con las Escrituras. El Libro del Mormón profetiza que, en los últimos días, las Américas van a ser una tierra bendecida por el Señor, por eso el Evangelio va a crecer mucho aquí. Eso ya está sucediendo. Por ejemplo, Brasil, ya es nuestra segunda prioridad mundial, luego de EE.UU.
–Este esfuerzo mundial y gigantesco por obtener registros genealógicos está vinculado a una creencia fundamental de su iglesia.
–Así es. Para nuestra doctrina, las familias son eternas. Los enlaces familiares no terminan con la muerte y todos vamos a vivir juntos en el futuro nuevamente, como familias, si somos merecedores de eso. Un día vamos a resucitar y reunirnos todos. Por eso la iglesia invierte en conseguir esta información para que cada persona pueda acceder a la que le permita conocer quiénes son sus ancestros, de dónde vienen, y salvarlos antes del Juicio Final.
–Luego, cada mormón bautiza a sus parientes muertos y así puede salvar sus almas.
–Sí, los puede bautizar una vez que los identifica, gracias al registro genealógico. Envía su nombre a la iglesia, donde se hacen las ordenanzas de bautismo en nombre y a favor del muerto. No se bautiza directamente al muerto sino a la persona descendiente del muerto. Creemos que esa persona, que en otro lado tiene existencia como espíritu, tendrá luego la libertad de aceptar o no el bautismo que se hace en su favor. Si lo acepta, se lo considerará bautizado y el Último Día va a estar entre los salvados.
–¿Hay límite de familiares muertos para bautizar?
–No hay límite para eso. Lo que se pide a los miembros es que preparen por lo menos cuatro generaciones, incluyendo la propia. O sea una persona bautiza padres, abuelos y hasta bisabuelos. Todo miembro es incentivado a investigar pero no hay límites. Algunos llegan hasta sus familiares de la Edad Media y más atrás también.
–En su caso, ¿hasta dónde llegó la búsqueda?
–Yo tengo ancestros indios de tribus del Brasil, ancestros que vinieron de África como esclavos y también de Portugal y Francia. Pude conocer y obtener muchas informaciones de mis ancestros europeos y puedo seguir investigando, pero en el caso de los indios y los esclavos no es posible ir mucho más hacia atrás porque no hay registros escritos. Conozco los nombres de ellos pero nada más.
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