Según dos investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Gilbert y Zevit, 2001), más probablemente no se trató de una costilla de Adán (ya que a los seres humanos actuales no les falta una costilla) sino el hueso báculo del varón, que actualmente se puede encontrar en algunos mamíferos, de tamaño muy reducido en los primates e inexistente en el homo sápiens.
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